Entre los aromas que caracterizan el Día de los Santos Difuntos en México, el copal ocupa un lugar especial. Esta resina aromática, obtenida de distintos árboles y utilizada desde tiempos prehispánicos, se quema como una ofrenda en sí misma y como símbolo de purificación y comunicación espiritual.
Encendido dentro del sahumerio de barro, el copal desprende un humo blanco y fragante que, según la tradición, limpia el espacio de energías negativas, santifica el altar y guía a las almas en su regreso al mundo terrenal.
Su aroma dulce y penetrante se considera una plegaria hecha humo: una forma de elevar los pensamientos y conectar lo humano con lo divino.
En las culturas mesoamericanas, el copal se ofrecía a los dioses en rituales de lluvia, siembra y limpieza del alma. Por eso, en el contexto del Día de Muertos, su uso representa la purificación tanto de los difuntos como de los vivos que los reciben con devoción.
Durante estas fechas, el perfume del copal se mezcla con el de las flores de cempasúchil y el de las velas encendidas, creando un ambiente único en hogares, panteones y calles.
Cuando no se consigue copal, muchas familias utilizan incienso eclesiástico como sustituto, manteniendo viva la intención original: perfumar, santificar y abrir el espacio a la memoria.
🕯️ El humo del copal no solo limpia el aire: eleva el alma.
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